Este cuento de Laura Devetach ilustrado por María Wernicke fue publicado recién (2023) por Calibroscopio, con la dirección editorial de Judith Wilhelm y Walter Binder.
Es un libro vertical, más bien pequeño (13 × 22 cm) y uno podría correr el riesgo de no parar a verlo (en especial si se están recorriendo los pasillos multitudinarios de una feria del libro). Pero qué error sería, porque es un libro muy hermoso. Con esas autoras y en esa editorial, casi que uno podría darlo por sentado, pero siempre es una alegría cuando lo que se da por hecho realmente sucede.
El cuento es tan sencillo que podría resumirse en una frase única: una mujer entra a un negocio para comprar un paraguas. Diciendo esto ya les espoileé todo. Pero claro, a la vez no les dije nada, porque cómo está contada esa anécdota, con qué gracia (hay escenas re divertidas, frases que te arrancan una risa), con qué sutil pero tremenda melancolía (como suele pasar en los cuentos y en los poemas de Laura), con qué diálogos al borde del absurdo (en el intercambio entre la mujer y la vendedora que le ofrece los más diversos paraguas para cada tipo de lluvia imaginable), todo eso es donde se pone en acción (como una lluvia personal que se apodera de nosotros y no nos deja) la magia de la literatura, y hace que esta historia, que podría ser insustancial contada por cualquiera, se vuelva inolvidable en este libro.
—Sí, sí, sí —dijo la vendedora tratando de hacerme sentir única en estos días de malaria en que un comprador es un milagro del universo en cualquier negocio.
Varios empleados y empleadas se habían deslizado hacia mí con paso de pantera.
Me cazó la más apta, y a ella le pedí un paraguas.
Y las ilustraciones de María, por supuesto, son esenciales para lograrlo. En un punto, este cuento es un texto ideal para que ilustrara ella, porque los libros en que María es autora integral también suelen tener ese tinte de melancolía poética que aquí cae como lluvia fina llenándolo todo. Para imaginar (dar imágenes a) esta historia, María eligió un estilo art decó, que predomina en la paragüería lujosa con mostradores imponentes, escaleras suntuosas y arañas de caireles, con muchas líneas rectas y curvas definidas, y todo en un elegante y sobrio blanco y negro. Excepto, en cada imagen, unos pocos elementos cuidadosamente seleccionados: la ropa de la protagonista (de un gris azulado - azul agrisado), la bijouterie dorada de la vendedora elegante y los diversos paraguas que le va ofreciendo a la mujer, a cuál más colorido y sorprendente (cada paraguas con su nombre en inglés, como corresponde a productos tan lujosos y seguramente importados). Cada página es disfrute asegurado, y uno se pasa un buen rato en cada una admirando los detalles (por dar un ejemplo: las citas visuales en los cuadros que adornan las paredes de la paragüería).
¿Cuál será el paraguas elegido por la protagonista para afrontar esa lluvia insidiosa que la persigue? ¿Podrá la vendedora hallar el producto ideal para las peculiares necesidades de esa clienta difícil? No seré yo quien se los diga: busquen y disfruten de Otra lluvia, antes de que efectivamente se ponga a llover (en Buenos Aires o allí donde estén) y ustedes así, sin un paraguas adecuado.
Recomendado.
Es un libro maravilloso. Hace unos días fue presentado por las autoras en la biblioteca del congreso y contaron detalles de la publicación. Tal como decís la pequeña historia del cuento está tocada por la melancolía.
Qué reseña, Sebastián. Lujo para un libro de lujo.