Este libro de cuentos de terror de Susana Vidal fue publicado por Andando Palabras en 2024. La ilustración de tapa es de Magalí Gómez.

El libro fue publicado por una editorial pequeña e independiente, así que la mejor forma de llegar a él es contactándose en las redes con la editorial o con la autora (la querida bibliotecaria anarquista con quien me encontré en tantas marchas y manifestaciones).
Me gustaron mucho estos cuentos breves, con la agudeza y la urgencia de un puñal, con esa urgencia que tan bien les queda a las historias de terror. Las historias no se van por las ramas, ni se bifurcan en disquisiciones interminables, salvo cuando los delirios del personaje narrador así lo quieren. Y esa es precisamente otra de las características de estos cuentos que más me impactó: la voz de los diferentes narradores, que a menudo refleja un cúmulo de pensamientos confundidos y parciales y deja a quien lee con una sensación de no estar entendiendo del todo o, más bien, de entender que hay algo que está sucediendo más allá de las palabras, que es algo tremendo, que es algo peligroso, que deberíamos saber qué es, que no lo sabemos todavía, y que solo lo sabremos al final del cuento, que es lo mismo que decir: cuando ya sea demasiado tarde. Esos narradores envueltos en hilos de locura me recordaron, por supuesto, a los de ciertos cuentos de Poe (“El corazón delator” es el primero en la lista), autor en el que estos relatos indudablemente abrevan.
Los once cuentos del libro se disfrutan mucho, y oscilan entre el terror de lo sobrenatural (un virus de conquista alienígena, un hongo que multiplica la identidad de quien lo consume, un monstruo vegetal que castiga con severidad el descuido de sus verdes súbditos, una grieta a una dimensión horrenda en la salvo por eso tranquila aula de quinto grado) y el otro terror, que a mí al menos me aterroriza más aún, de las posibilidades de lo estrictamente humano: el horror de la violencia gratuita en todas sus variantes y sus formas, la anticipación de la venganza homicida, la locura más atroz e inexplicable.
Mis cuentos favoritos:
- “Historia de un perfeccionista”, donde el narrador comienza con una leve adicción a apretar con los dedos el envoltorio plástico de burbujas y termina, en virtud de su espíritu perfeccionista, escalando en sus acciones hasta volverlas criminales y terribles.
- “El librero”, una historia de un amor tan incondicional como celoso, en donde un encuentro romántico en una tarde de lluvia deja paso al siniestro presente de lo que quedó.
- “La mentira pare hijos invisibles”, donde una pareja de viejitos adorables se transforma, en un abrir y cerrar de ojos, en un par de monstruos que ponen en jaque la identidad y la vida del narrador.
- “Un paquetito”, donde el traumado y amargado empleado de un local de antigüedades recibe un extraño paquete, pero no se decide a abrirlo.
En fin: este libro me pareció un muy buen aporte al género de los cuentos de terror. Si pueden conseguirlo y leerlo, no se arrepentirán.
Recomendado.
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